miércoles, 30 de abril de 2008

Me gusta el fútbol!!!


En Yemen están locos por el fútbol. Les gusta el de aquí, un poco cutre, el de Africa, el de Asia, el de Europa, pero sobre todo, el fútbol de España. Así que si eres español, una de las primeras preguntas, después de saber si estás casado, eres musulman y lo que haces aquí, es si eres del Barsa o del Madrid y luego te sueltan nombres de jugadores como si fueran una escopeta. Si el tipo es del Madrid: Raul, Van Nistelroy, Pepe, Cannavaro, Casillas Mumtazzz (que es cojonudo), o si es del Barsa: Messi, Ronaldinho, Iniesta, Xavi... Además no veas como lo viven, tanto como en España. Mucha gente lleva camisetas de fútbol, aunque las que más se ven en Sana'a son del Barcelona tampoco faltan del Madrid, del Arsenal, de Camerún, en fin, de la tira de equipos.

El otro día descubrí un sitio de lujo para ver la liga y la champions. Estuve viendo el Madrid-Bilbao en un ambiente apasionante. Los del Madrid aplaudíamos cada jugada y los del Barcelona, que eran mayoría, animando a muerte al Bilbao. El sitio es, cuando menos, curioso. Una casa entera que tiene televisiones instaladas en cada habitación y en ellas se apelotona el personal.

Ayer toco el Manchester-Barcelona. El sitio estaba hasta arriba de gente, unas 40 personas por lo menos en una habitación regular. Todos apelotonadas sentados en el suelo y dándole al qat por supuesto. Algo más de la mitad del Manchester y en minoría los del Barcelona aunque uno de los que aparecen en las fotos, culé hasta la médula, hacía más ruido que el resto del los que estábamos. Conmigo se portan de lujo por eso de ser extranjero. El otro día el fulano que regenta el garito, que parece un personaje de comic italiano con un fino bigotillo, no me dejó pagarle (cuesta 100 ríals ver el fútbol). "Abadán", dijo que es como decir que "En la vida, jamás de los jamases" y me buscó un buen sitio. Y ayer más de lo mismo, en vez de estar tirado en el suelo entre pies y cabezas yemeníes me buscó un sitio en una pared, me trajo unos cojines costrosos para que estuviera cómodo y vi parte del partido al lado de su padre que tiene el mismo aspecto que debía tener Matusalén al cumplir los 900 años (¿eran 900?), bueno, que está todo arrugado y no hacía más que descojonarse con el culé pirado. En fin, que partidazo en un sitio yemeni 100% con nuevos colegas, el Bola, uno que se parece al Bola pero en moreno, y dos Mohameds, todos el Barcelona, por cierto.

En primer plano, un desolado seguidor del Barcelona en los últimos minutos del encuentro

martes, 29 de abril de 2008

Hoy me he equivocado al pedir la comida. Estaba un poco harto ya de pollo con arroz, pollo con musaka, kebab o sahauic, que es lo que suelo comer, así hoy le he dicho al tipo del restaurante que ¿Qué tenía?
- Tenemos arroz, musaka, sahauic…
- ¿Otra cosa?
- Mulujilla
- Eso!
Un error. El caso es que el nombre me sonaba de la otra vez aunque no me acordaba muy bien que era. He visto al de al lado que se estaba comiendo algo con buena pinta así que me he dicho que a lo mejor era eso. Já. La mulujílla no sabe a nada, esto es lo bueno, pero tiene una pinta bastante asquerosa. Se trata de una especie de moco verde que cada vez que coges con el pan se resbala hacia el plato como un blandiblú oscuro. Como recuerda un poco a las espinacas he hecho un esfuerzo por aquello de comer vitaminas pero ni por esas he podido con esta guarrada (que seguro que es muy nutritiva pero que da un asco de la leche).

En general aquí no se come mal. La musaka es un salteado de verduras muy pasado con un poco de todo que se deja comer. El arroz lo hacen con especias, clavo, canela y alguna más y está bueno y el sahauic es una especie de zumo de tomate con pimienta y más cosas en el que se moja el pan o el pollo y al que, si se lo pides, le añaden yougurt natural que algo te cuidará el estómago, digo yo. El pollo, asado en esos hornos que dan vueltas como en cualquier sitio en España, está cojonudo. Otro día hablo de la salta, uno de los grandes platos de la cocina yemení en el que no tienes ni idea de lo que estás comiendo, solo sabes que es verde, quema y a veces pescas algo duro que debe ser carne de cordero. Estas son las comidas del medio día.
Mi comida de hoy, con la condenada mulujilla, y cuatro venerables paisanos

Para cenar: Ful o Fasulia, diferentes nombres para casi lo mismo: judías más o menos machacadas que se comen untando pan. Si recuerda al puré es ful y si recuerda a las judías es fasulia. En estos platos, y en la mayoría de la cocina yemení, lo importante es que quemen así que te los plantan hirviendo en la mesa en sartenes o cazuelas de barro cosidas con alambres para evitar que exploten cuando las calientan al rojo en los sopletes que utilizan para cocinar. Lo bueno de esto es que a esa temperatura es difícil que sobreviva ningún microbio así que se puede comer con cierta tranquilidad (todo menos la mulujílla que además estaba templada y que puede hacerse, estoy seguro, masticando las hojas de espinacas hervidas, mezclandolas bien con saliva y luego echándolas en un plato). Si no se quiere comer en serio siempre te puedes tomar un “sandbich”: bocadillos de kebab del que hay en España con patatas fritas, kebab de aquí con tomate, cebolla, y pimiento picante picado, de huevos duros con patatas fritas, de patatas cocidas con algo más, de fasulia, de algo que se parece a una tortilla… en fin, que hay algo de variedad, suelen estar buenos y son más baratos todavía. El que yo suelo pedir es el de falafel con patatas fritas y unas gotas de salsa.
Por cierto que para los yemeníes comer es algo que hay que hacer para poder dedicarse después a otra cosa, darle al qat por ejemplo, con lo que no se andan con miramientos en la mesa. Según les ponen los platos se lanzan a comer aunque la comida esté hirviendo y cuanta más prisa se dan más satisfechos se quedan. Como comen con los dedos a toda velocidad algo se suele caer en la mesa así que en algunos sitios – los de más glamour – ponen plásticos como manteles, en los que tienen menos g;amour, periódicos viejos y en otros no ponen nada pero hay un chaval con una esponja para echar al suelo lo que dejes cuando te marchas. Eso si, comer en donde hacerlo los paisanos es de lo más barato. Hoy, un cuarto de pollo, pan, una fanta de naranja de tercio y la jodía mulujilla: 250 rials, unos 80 centimos. El otro día con un colega, medio pollo (pequeño), sahauic, musaka y dos fantas, 500 rials, 1,7 euros.

PD: Hoy tengo un bonito ejemplo de odio visceral. En clase estay aprendiendo a utilizar el condicional y no me entra así que mi profesor, que cada día está más loco, me pone ejemplos: Si yo fuera Hitler…, si yo fuera Musolini… y después algo nada bueno sobre los judíos.

sábado, 26 de abril de 2008

Unas fotos de Sana'a


El otro día hice una especie de visita turística por el zoco de Sana'a, aquí dejo algunas estampas.



Esto es la pinta que tiene la entrada a la ciudad por Bab al Yemen una vez franqueada la puerta que se cerraba por la noche hasta hace unos 50 años.




Asi es cualquier calle de este laberinto que no controlas hasta que te has perdido unas cuantas veces.
Esto es uno de los muchos puestos de especias y cosas raras de comer que tienen aquí. El tipo se está peinando para salir en la foto y es que en cuanto ven una cámara se arrebatan.


Un vendedor de Jambias, el cuchillo típico que todos llevan en mitad de la tripa y que solo utilizan para colgar del mango las bolsas de la compra, en especial la compra del qat. Hay algunas, de cuerno de rinoceronte (o eso dicen) que valen una pasta y si son antiguas hasta un millón de dólares.



Un fabricante de pipas de agua, la mayoría de los artesanos - que tienen esa pinta - trabajan en mitad de la calle en extensiones de los cuartos donde guardan las artes. Este es un cachondo mental que cada vez que pasas te invita a fumar de una pipa que tiene encendida enfrente.



Otra escena típica, la carretilla con mangos en mitad de la calle, los vendedores gritando lo que tiene y esas telas negras son las mujeres sananíes que van tapadas de los pies a la cabeza cuando tienen la primera regla. Una pena.

Saludos a todos y a pasarlo bien.

jueves, 24 de abril de 2008

De fiesta por Sana'a

Hola Majos,

Resulta que si hay vida nocturna en Sana'a y ayer lo comprobe. Se trata del Russian Club, uno de los pocos sitios en los que te puedes tomar una cerveza o una copa aqui. Llegar no es facil y tienes que conocerlo, ayer fui con un australiano y una belga que son clientes habituales y el sitio es para no perderselo. Una especie de oficina de cualquir camping del levante con un segurata a la puerta con pipa que te cachea al entrar. Dentro, una terracita muy agradable, una barra, una pista de baile, una bandera enorme de rusia, musica a to'trapo y un camarero con una borrachera de escandalo. Debe ser que como habia poca gente se puso a darle al vodka y no pudo para. Cuando llegamos se tambaleaba, al pedir la segunda copa (gin-tonic tamano europeo por 700 rials, 2,5 euros mas o menos, ya no sabia donde ponia las cosas. A mi me echo la ginebra, se le callo la mitad por la barra, se le olvido echar la tonica... hace esto, se me planta delante y suelta con una lengua estropajosa: all right, sir? No duro mas, la siguiente vez que entramos estaba sobando apoyado en la puerta de la cocina y sin posibilidad de despertarse.

El sitio tiene su miga porque esta a las afueras, en un complejo que se llama SAna'a Turistica, y alli va la gente que quiere tomarse algo, por lo visto tambien algunas prostitutas y pena que lleav demasiado tiempo aqui y necesita desconectar. Para los precios yemenies es un clavo pero ir de vez en cuando parece que merece la pena. Por cierto, que el tipo curda, que se le olvidaba que la gente le habia pagado, lo que habian tomado, en fin, todo porque iba guapo lo mandaron a galeras y tomo el mando la tipica rusa sargento que primero le voceo, luego le hizo limpiar la barra y cuando le iba a fusilar el tipo ya se habia escapado a sobar por ahi. A ver si voy otra vez y hago una foto.
Dandole al qat en la tienda de Abdullah justo despues de que el tirara su bola

Y hoy llevo un colocon guapo de qat. Lo he pillado con Abdullah y le hemos estado dando hasta hace un rato. Debia ser bueno porque me ha dado buen rollo. El qat es un arbusto, como los bonibus de la alameda de Siguenza mas o menos, y lo que haces es metertelo en la boca, masticarlo y dejarlo echo una bola en un carrillo para que la saliba se lleve la sustancia hacia abajo y acabe en la sangre. Hay verdaderos maestros con unas bolas de impresion, que uno se pregunta como no le revienta el carrillo. Yo esto no lo tengo controlado y me lo acabo tragando, pero poco a poco digo que le ire cogiendo el tranquillo. Aqui la pe;a toma casi todos los dias, hombres y mujeres, lo hacen en casa, en el mafrag (la habitacion superior) que es lo mas chulo, pero tambien tirados en cualquier sitio en la calle o en habitaciones inmundas que dan a la calle. Despues de un rato no importa mucho donde estes porque te quedas a lo tuyo.

Los efectos son como una euforia contenida, se te acelera un poco el corazon, a veces te da por hablar otras por meterte en tu mundo y a mi me pica la piel de la cabeza y tengo los pelos como electrificados. Otro efecto es que te apetece seguir con la bola en la boca hasta que te vayas a la cama y tiene una pinta de ser adictivo que te cagas. De hecho no hay mas que ver a los yemenies que la mayoria le da al qat a diario. Otro de los efectos es que te quedas un poco quedao en tu mundo y algo se debe de notar porque donde hemos cenado, los que estaban enfrente ya me han dicho que le habia dado al qat. Por cierto, uno de los temas preferidos de conversacion de los yemenies. Que si has mascado, que si no, que que tal... Bueno, que hasta otra que me piro.

miércoles, 23 de abril de 2008

Los colegas a los que tenía ganas de ver para saber de sus vidas son, sobre todo, estos dos de las fotos: Abullah Swaid (4?) y Ibrahim Gargas (23, creo), dos tipos majísimos que conocí hace seis años y que cuando he vuelto me han acogido como si no hubiera pasado el tiempo.

Abdullah Swaid es el dueño de Azal City, una tienda para todo: comprar recuerdos, organizar excursiones de turismo, preguntar donde comprar algo que te hace falta… y, lo mejor, un sitio para ir, sentarte con él y echar la tarde hablando en una mezcla de inglés y árabe que es más comprensible cuanto menos qat haya tomado. Hay veces que tiene una buena bola en el carrillo y entre eso (que es como hablar con la boca llena) y los efectos que tiene no hay quién entienda un carajo.

Cuando le conocí me dijo: hay gente a la que le gusta la televisión, otros el fútbol, mi hobby son los extranjeros. Y la verdad es que es así. Tiene conocidos de medio mundo y más de cien fotos con peña que lo prueba y que de vez en cuando te enseña. Yo voy casi cada tarde y ahí sentado, en el hueco que se ve a su derecha en la foto me tomo un té con él, me pregunta por lo que he aprendido, hablamos del gobierno y si tiene que rezar y no hay ningún hijo a mano para que vigile, se pira a la mezquita y me deja al mando, échale huevos. Si alguien viene por aquí no puede dejar de pasarse por Azal City y dejarse aconsejar por este tipo.

Un poco más lejos, en una placita está la bocadillería, por compararlo con algo, de Ibrahim. Otro fenómeno con el que echo buenos ratos y donde suelo cenar cada noche tortilla o judías aplastadas o una mezcla de todo que está bien rico. Esto es lo que tienen por la noche, por la mañana kebab, que aquí llaman a las albóndigas de carne que comen con una mezcla de cebolla, pimiento y tomate. El reencuentro con él fue muy emotivo. Que si la mano, que si besos en la mejilla en señal de amistad, que qué tal la familia… Luego sus hermanos, que hace seis años eran unos críos y que estan en la foto de ahí abajo, Ismail y Akram… En seguida me presentó a sus hijos, Jalil y Rahaf, y es que Ibrahim ya es todo un señor casado. Hace seis años estaba deseando, hace 5 se casó, hace 4 nació Jalil (el chico) y hace casi 2 Rahaf (una niña bien salada). Como no debe ser suficiente ayer me dijo que quería casarse otra vez pero con una española, así que si hay candidatas mandarme una foto para pasársela y lo estudiaremos.

Nada más llegar ya me invitó a comer a su casa, el viernes pasado, y a darle al qat en su mafrag, desde donde hice las fotos de Sana’a desde las alturas. Como esto ya lo he contado no digo más. Bueno, si. Me he cortado el pelo. Lo intenté ayer. No pude y acabé comprándome una chaqueta, aunque esto ya lo cuento mañana. Este de aquí abajo es el hijo de Ibrahim, Jalil, comiendo caramelos.

martes, 22 de abril de 2008

Bueno, bueno, lo que me ha costado conseguir conectarme al blog… ya pensaba que no iba a ver, pero mira tu por donde entre los informáticos del Instituto y un compañero lo hemos logrado. A partir de ahora, de vez en cuando contare algo de lo que hago por aquí. Primero un poco de geografía. Yemen está al suroeste de la península arábica y el país se puede dividir en tres partes: el desierto, donde no hay casi nadie; las tierras altas, más o menos en el centro y donde estoy yo en la capital Sana’a y, por último, la costa, que ocupa la parte del país que da al mar y donde destaca la ciudad de Aden. Aden es conocida, además de por el calorazo que hace, porque cuando este país eran dos; Yemen del Norte y Yemen del Sur, fue la capital de este último que era comunista. Por este motivo alguna gente de Aden habla español ya que estudiaron en Cuba con el Camarada Fidel.



Yo estoy en Sana’a, la capital de toda la vida. Está a unos dos mil y pico metros sobre el nivel del mar y hace una temperatura razonablemente agradable. Fresco de madrugada y por la mañana y calor por la tarde pero sin agobios, al menos de momento. La llegada fue espectacular. De noche, con un montón de yemeníes (todos menos una pareja alemana y yo), con la policía del aeropuerto reteniéndome el pasaporte, preguntándome que donde iba y yo sin saber la calle donde está el instituto donde estudio… todo se solucionó gracias a que un tipo de la escuela, Mohamed, había ido a buscarme y nos recordábamos de hace seis años. Bueno, además no quedaba otro extranjero en el aeropuerto sin saber que hacer. Para hacerse una idea el aeropuerto de Sana’a es algo así como la vieja estación Sur de autobuses pero con aviones y un monton de gente aceitunada sin hacer nada, discutiendo o incordiandose entre ellos. Una joya vamos.

De ahí a la casa donde viviré cruzando calles desiertas vigiladas en las esquinas por soldados con kalashnikov, algún perro rebuscando en la basura y las casas que parece que no están terminadas de la ciudad nueva de Sana’a. Todo cambia al llegar a la Sana’a Antigua, al casco histórico por decirlo de alguna manera. Ahí vemos ya la característica arquitectura sananí de altas casas unifamiliares donde caben desde los abuelos hasta los nietos y los primos.

La mía no es así, ni mucho menos y durante unos días, ya no, he vivido en la habitación de un Lorenzo Lamas venido a menos a lo cutre. Y así empezó la cosa. Ahora ha pasado casi una semana y todo va bastante bien. Me he reencontrado con viejos amigos que me hacen sentir como en casa, ya le he dado algo al qat, ya como con la mano derecha y los dedos bien sucios y cago blando… en fin, esas pequeñas cosas que te hacen decir: Ya he llegado a Yemen y me estoy acostumbrando.