Hoy me he equivocado al pedir la comida. Estaba un poco harto ya de pollo con arroz, pollo con musaka, kebab o sahauic, que es lo que suelo comer, así hoy le he dicho al tipo del restaurante que ¿Qué tenía?
- Tenemos arroz, musaka, sahauic…
- ¿Otra cosa?
- Mulujilla
- Eso!
Un error. El caso es que el nombre me sonaba de la otra vez aunque no me acordaba muy bien que era. He visto al de al lado que se estaba comiendo algo con buena pinta así que me he dicho que a lo mejor era eso. Já. La mulujílla no sabe a nada, esto es lo bueno, pero tiene una pinta bastante asquerosa. Se trata de una especie de moco verde que cada vez que coges con el pan se resbala hacia el plato como un blandiblú oscuro. Como recuerda un poco a las espinacas he hecho un esfuerzo por aquello de comer vitaminas pero ni por esas he podido con esta guarrada (que seguro que es muy nutritiva pero que da un asco de la leche).
En general aquí no se come mal. La musaka es un salteado de verduras muy pasado con un poco de todo que se deja comer. El arroz lo hacen con especias, clavo, canela y alguna más y está bueno y el sahauic es una especie de zumo de tomate con pimienta y más cosas en el que se moja el pan o el pollo y al que, si se lo pides, le añaden yougurt natural que algo te cuidará el estómago, digo yo. El pollo, asado en esos hornos que dan vueltas como en cualquier sitio en España, está cojonudo. Otro día hablo de la salta, uno de los grandes platos de la cocina yemení en el que no tienes ni idea de lo que estás comiendo, solo sabes que es verde, quema y a veces pescas algo duro que debe ser carne de cordero. Estas son las comidas del medio día.
Mi comida de hoy, con la condenada mulujilla, y cuatro venerables paisanos
Para cenar: Ful o Fasulia, diferentes nombres para casi lo mismo: judías más o menos machacadas que se comen untando pan. Si recuerda al puré es ful y si recuerda a las judías es fasulia. En estos platos, y en la mayoría de la cocina yemení, lo importante es que quemen así que te los plantan hirviendo en la mesa en sartenes o cazuelas de barro cosidas con alambres para evitar que exploten cuando las calientan al rojo en los sopletes que utilizan para cocinar. Lo bueno de esto es que a esa temperatura es difícil que sobreviva ningún microbio así que se puede comer con cierta tranquilidad (todo menos la mulujílla que además estaba templada y que puede hacerse, estoy seguro, masticando las hojas de espinacas hervidas, mezclandolas bien con saliva y luego echándolas en un plato). Si no se quiere comer en serio siempre te puedes tomar un “sandbich”: bocadillos de kebab del que hay en España con patatas fritas, kebab de aquí con tomate, cebolla, y pimiento picante picado, de huevos duros con patatas fritas, de patatas cocidas con algo más, de fasulia, de algo que se parece a una tortilla… en fin, que hay algo de variedad, suelen estar buenos y son más baratos todavía. El que yo suelo pedir es el de falafel con patatas fritas y unas gotas de salsa.
Por cierto que para los yemeníes comer es algo que hay que hacer para poder dedicarse después a otra cosa, darle al qat por ejemplo, con lo que no se andan con miramientos en la mesa. Según les ponen los platos se lanzan a comer aunque la comida esté hirviendo y cuanta más prisa se dan más satisfechos se quedan. Como comen con los dedos a toda velocidad algo se suele caer en la mesa así que en algunos sitios – los de más glamour – ponen plásticos como manteles, en los que tienen menos g;amour, periódicos viejos y en otros no ponen nada pero hay un chaval con una esponja para echar al suelo lo que dejes cuando te marchas. Eso si, comer en donde hacerlo los paisanos es de lo más barato. Hoy, un cuarto de pollo, pan, una fanta de naranja de tercio y la jodía mulujilla: 250 rials, unos 80 centimos. El otro día con un colega, medio pollo (pequeño), sahauic, musaka y dos fantas, 500 rials, 1,7 euros.
PD: Hoy tengo un bonito ejemplo de odio visceral. En clase estay aprendiendo a utilizar el condicional y no me entra así que mi profesor, que cada día está más loco, me pone ejemplos: Si yo fuera Hitler…, si yo fuera Musolini… y después algo nada bueno sobre los judíos.
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2 comentarios:
jajaja ... Así que según les ponen los platos se lanzan a comer aunque la comida esté hirviendo y cuanta más prisa se dan más satisfechos se quedan, jaja ... entonces todo tiene una explicación. El día del bizcocho borracho gigante que ponen en las fiestas todos los abuelos practican la “técnica yemení”. Aunque seguro que aquí no tiran las vallas y traen cacerolas para trincar todo lo que pillan.
Imagínate:
¿Qué va a cenar usted?
Pues... mire... me pone una ful bien caliente con unas Mulujillas.
Will de esto hay que darle la receta al Arguiñano y que haga un pograma especial de recetas yemenís.
Las mujulillas seguro que son como los percebes.
Er Puma
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