Una de las cosas más reconfortantes de la vida es encontrarse con un amigo. Si esto pasa después de muucho tiempo sin ver a ninguno y en un país extranjero... pues mucho mejor. Además si el amigo es el gran Alberto Pérez de Sigüenza para que queremos más.
Nosotros nos encontramos en la estación de autobuses de Tel Aviv mientras que uno de los machacas me tenía retenido en la puerta sin dejarme pasar después de ver los sellos árabes que tenía en el pasaporte. Estaba discutiendo con el fulano cuando me dan una palmada en la espalda:
- Iñaki, la ostia!!
- Albertoooo Péreeeezzz!
- Que te pasa?
- El tipo este que no me deja pasar hasta que venga el jefe a dar el visto bueno al pasaporte... Eso y que es tontoelculo.
Cuando nos liberaron a perdernos por la ciudad, encontrar un hotelito con camita y a tomar unas cervezas para ponernos al día y "preparar" el viaje.
- Mañana por la mañana damos una vuelta por Tel Aviv y por la tarde nos vamos a Jerusalen...
- Vale. Otra cerveza...
- Si.

Después de visitar el museo, coger las maletas del hotel, problemillas en el control de una nueva estación y confundirnos de medio de transporte llegamos a Jerusalen.
Aunque llegamos tarde conseguimos habitación en el Hostal Feisal, un reducto de las causas perdidas frente a la puerta de Damasco donde nos dieron la bienvenida hablando de ETA.
- La primera vez que oí hablar de España, dijo el tipo de la recepción, fue cuando Carrero Blanco hizo boouummmm y salió volando. Je, je... estaba en el colegio y nos pusieron la noticia en la televisión. Aún recuerdo que el locutor dijo que "el plan terrorista era de una precisión diabólica", je, je... El coche saltó por encima de un hospital y cayó al otro lado...
Y así de im-prezionados llegamos al Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado para los judíos y en el que rezan con su peculiar estilo. Aquí nos asustamos otro poquito cuando los policías que han terminado su servicio corren - rifle al hombro - a agradecer a Dios el que sigan vivos apoyando su cabeza contra el Muro. Luego también te acostumbras, porque lo ves
todos los días, pero la primera vez parece que corren a detener a alguién que puede ser tú por llevar el bigotillo árabe que llevas y que te está causando tantos problemas (hasta que me lo afeité y dejaron de pararme en todos los controles).
En Jerusalen hizimos muuucho turismo religioso. Vía Dolorosa
arriba, Vía Dolorosa abajo... llegamos hasta la Iglesia del Santo Sepulcro, que concentra el lugar donde crucificaron y enterraron a Jesús, la Iglesia construida donde nacio la Virgen María, a la explanda de las Mezquitas (que está justo encima del Muro de los Judíos y donde no nos dejaron pasar por ser Ramadan), al barrio judío lleno de tipos con trencitas que les salen de las orejas, al Huerto de Getsemaní... en resumen, que peregrinamos a Tierra Santa haciendo turismo- turismo.
Después de alquilar un coche visitamos otros sitios: Masada, el Numancia de los judíos (pasó lo mismito que en Soria cuando llegaron los romanos), intentamos ahogarnos en el Mar Muerto sin conseguirlo, llegamos hasta Akko ("el único sitio donde me siento tranquilo", dijo el Pérez, "no hay soldados ni policías y hay gente normal por la calle") y de vuelta en Tel Aviv comprobamos lo bien que funciona la grua municipal que se llevó el coche que alquilamos en nuestras narices y sin hacer ruido... Sin hacer ruido la grua porque el triatleta Alpe les vió cuando arrancaba la grua con el coche encima y salió detrás de ellos gritando "It´s my caarrr!! Stop!", no le
hicieron caso así que nos tocó ir a recogerlo, pagar la multa y celebrarlo. Una bonita despedida para decir adiós a Israel y volver a casa.
1 comentario:
Aupa Nacho, aprovecha estos días por Sigüenza antes de volver a marcharte. Por cierto lo de la grua no nos lo contaste jodio.
Nad un saludo, y hasta otro rato
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