martes, 15 de julio de 2008

Intercambios culturales...

Hola majos!! Durante los ultimos tiempos he estado muy ocupado con la vida diaria sanani: que si hay que ir a comprar el qat, que si te sientas un rato en la tienda de Abdullah, que si se avecina una boda y hay que acompa;ar a un colega a repartir las invitaciones al pueblo, que si estudio, que, cono!!, otra boda y asi... Ademas de estas cosas en Sana'a estamos a tope de intercambios culturales y nos juntamos gente de todo el mundo, para que luego digan que estoy en un pais atrasado. En los ultimos dias hemos compartido "experiencias", o sea: comer salta, masticar qat o dar un paseo por el zoco japoneses, koreanos, italianas, espa;oles, yemenies y en algun momento alguna americana un tanto despistada. Aunque siempre hay momentos irrepetibles, el mejor sin duda fue protagonizado por KEN, el japones que sale con la guitarra, en una boda. Algo memorable. Cuando la carpa se habia despejado un poco y el novio se habia marchado a "encontrar el amor" el cantante que era un cachondo invito a nuestro buen Ken a interpretar unas piezas (este tipo sale casi siempre a la calle con la guitarra). Ken ni se lo penso y alla que se fue. Le ajustaron el microfono, le pusieron el amplificador a la guitarra y... a tocar. El principio fue bien, desgraciadamente cantar mientras se mastica qat solo esta al alcance de profesionales y nuestro amigo no lo es. Al poco de empezar empezo a atragantarse con la bola que tenia en el carrillo... Entre toses seguia con la cancion hasta que decidio que era mejor tragarse el qat antes de morir ahogado... lamentablemente el qat, al tragarlo, deja la garganta un poco tocada y te puedes tirar tosiendo un buen rato... Lo que paso a nuestro heroe que, a pesar de todo lo que tenia en contra, consiguio llegar al final de la cancion, en japones, y soltar un timido pero claro "mabruk", enhorabuen!, al terminar entre la risa y el aplauso generalizado. En resumen: un fenomeno y probablemente uno de los momentos mas divertidos en la historia de las bodas yemenies. El cantante oficial estaba rojo de la risa y dudo mucho que se le llegue a olvidar la actuacion de su colega. Por cierto que Ken sigue entre nosotros gracias a los buenos oficios de Mohamed Saber, con el que aparece en la imagen, que cuando parecia que el japo se ahogaba fue corriendo a por azucar, el mejor remedio para que se te vaya el qat de la garganta.
Y como los yemenies, que no hablan con sus mujeres ni por asomo hasta que se casan conocen a tantos extranjeros... Sencillamente porque no son nada timidos y el mejor ejemplo es Mohammed Huya, buen amigo al que conoci hace seis a;os y que aparece hablando con unas japonesas. Este tipo, que se casara en unos meses, en cuanto ve un y especialmente una extranjera, mete la directa y alla que se va: Welcome to Yemen, de donde eres, que haces aqui, estas estudiando, quieres que te ayude en algo, yo vivo ahi, que si esto o lo otro... y sin darnos cuenta casi todas las semanas acabamos comiendo con alguna de sus nuevas amigas en nuevos e interesantes intercambios culturales. Como cuando llevamos a unas americanas al restaurante de salta, la delicia culinaria yemeni. No se si fue por el ambiente (ya colgare unas fotos para que veais la poca preocupacion por el entorno que tienen aqui), los yemenies que no paraban de mirarlas, la ro;a que tenia la mesa o la comida en si (esto no lo entiendo porque la salta esta cojonuda)... el caso es que no probaron bocado. Metian un poco el pan en la cazuela y le daban un mordisquito diciendo: ooohh! Ladid (= delicioso), mientras arrugaban la cara. Al salir una de ellas decia a una amiga: vamonos corriendo a comer un kebab a Bab al Yemen porque esto es horrible. Resumen: no les gusto, pero no vamos a acertar siempre. Ale un abrazo y a cuidarse.

PD: solo me quedan dos bodas, creo, antes de marcharme de Yemen. Salvo que ocurra una catastrofe sobrevivire. El japones, como siga con su carrera de cantante, no lo se.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por volver a contarnos cosas de tu vida en ese pais, ya te estabamos poniendo falta, es un gusto leerte.
Besos Amparo