lunes, 1 de junio de 2009

Los hijos de Abdullah...

En total son seis, tres chicos y tres chicas. De ellas solo conozco a la pequeña, que es la viva estampa de su padre. Las dos mayores, que se casan en tres semanas, ya van disfrazadas de ninjas y no las he visto la cara... ni la cara ni la silueta. Con los chicos; Mohammed, Abdulghani y Kamal, paso muchos ratos. Su padre se pira al hammam, donde echa sus buenos ratos, y deja a cargo de la tienda al que tenga más a mano.
Abdulghani, con la frente pocha y el periódico por la página de sucesos.
Estos días es noticia Abdulghani, que casi se nos mata. Me lo contó Kamal, que estaba de 'rais' en tienda: Abdulghani está en casa enfermo. Ha tenido que ir al hospital, lo ha llevado mi tío, tenía mucha sangre. Esto es lo que yo entendí. Luego me lo explicaron mejor entre los primos. Resulta que estaba jugando al fútbol, le hicieron una falta y al suelo. Con tan mala suerte que se dió en la cabeza con una piedra y se abrió la frente. Parece que no es grave, pero debió doler lo suyo, él llorar bastante y en su casa darse un susto de muerte porque apareció con sangre chorreándole por la cara hasta el pecho. En total, cuatro o cinco puntos y un espectacular vendaje que está siendo la envidia de los colegas. El jueves le quitan los puntos y veremos con que cuidado (es un decir) cosen los médicos yemeníes.
Mohammed en primer plano leyendo los deportes. Al fondo, Abdulghani.
El mayor, Mohammed, que vemos tan serio leyendo el periódico es un futbolero de mucho cuidado y mantenemos monólogos futbolísticos en los que me entero, o creo que lo hago, de como está el fútbol en el país. Por lo visto hay un tal Alí Nono que es un fenómeno y alguna vez, cuando le ha imitado en alguna jugada, se ha hecho presente para riesgo de las vidrieras, espejos, collares y jambias que mal intenta vender Abdullah en la tienda.
Abdullah solo está tranquilo cuando lo tiene cerca como aquí. No siempre sucede.

El pequeño es Kamal. Un peligro. Uno de sus hobbies es escaparse de casa para llegar lo más lejos que pueda antes de que lo pillen. La más chunga fue cuando apenas sabía andar y hasta la noche no dieron con él. Otra, con unos seis años, llegó hasta el borde de la ciudad antigua, le entró el hambre, se puso a mirar a la gente en un restaurante y allí le encontró un vecino mientras los camareros le daban de comer. Y en la penúltima se llevó a su primo Rabiah a una exposición de coches que había a unos cinco kilómetros de casa. En esta ocasión fue la policía la que acabó por llevarlo a la tienda del padre.
Rabiah (el primo), Kamal y Abdulghani en el zoo el año pasado. Ahora todos son más grandes. Bueno, Abdulghani no.
La visita al zoo, menudo estres. Metían la mano por lo barrotes de las jaulas, saltaban las vallas para ver a los pobres animales más de cerca y en la zona de las rapaces, Kamal se subió hasta arriba para ver si un buitre tirado en el suelo estaba muerto o solo durmiendo... Como dice su padre, hay que tener mucho corazón para criar y querer a los hijos. Visto lo que le discuten todo, el suyo es XL. Un saludo y a pasarlo bien.

PD: Ya estoy apuntado como residente temporal en la Embajada. Si estalla una guerra contarán conmigo para salir de aquí pitando. Veremos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Iñaki la ostia, Echaba de menos tus comentarios. Espero que te vaya bien. Por aqui como siempre... o mejor.
Albertooooooooooo Pérezzzzzzzzz